¿De verdad es tan importante el consumo de verduras?
Uno de los grupos de alimentos imprescindibles dentro de cualquier alimentación saludable son las verduras, y no son pocos los motivos en los que nos apoyamos para hacer esta afirmación:
1. Su consumo está asociado a un buen estado de salud, al ser alimentos frescos y sin haber recibido ningún tipo de procesado ni adición innecesaria.
2. Son muy ricas en un gran abanico de vitaminas y minerales, así como en fibra.
3. Todos estos nutrientes tienen una gran incidencia en numerosas funciones vitales.
4. Muy bajas en calorías (o como se suele decir, no engorda apenas). Para comprobar esto de forma muy visual aportamos la siguiente información: 200g de berenjena aportan el mismo valor calórico que una galleta maría de 6g.
5. Se trata de un grupo de alimento que soporta una gran variedad de técnicas culinarias. Un ejemplo basado en las verduras de la imagen sería brócoli hervido, berenjena al horno o asada, una ensalada que contenga zanahoria, una crema de puerros…
6. Además, por si fueran pocos los motivos por los que se incluyen en un estilo de vida saludable… son muy económicas en comparación a otros productos.
¿Pero cómo son desde el punto de vista nutricional?
– Hipocalóricas (bajas en calorías).
– El macronutriente predominante es el hidrato de carbono.
– Bajas en grasas.
– Aporte adecuado de fibra.
– Ricas en micronutrientes (vitaminas y minerales).
¿Qué puedo hacer si me cuesta comerlas?
Si eres de aquellas personas que tienen dificultades para comer verduras… aquí van unos consejos:
– Trata de probar muchos tipos diferentes de verduras. Ejemplo: puede que no seas de lechuga, pero sí de canónigos o rúcula.
– Prueba cada una de las verduras cocinada de muchas formas. Ejemplo: dale una oportunidad a la zanahoria hervida, en ensalada, en una crema…
– Córtalas de forma muy fina de tal forma que si la añades a un plato apenas se note. Por ejemplo la berenjena en una lasaña.
– Añádelas en pequeñas cantidades a tus platos favoritos. Ejemplo: pizza de jamón, queso y pequeños trocitos de calabacín.
– Dale varias oportunidades a aquellas verduras que no te hayan disgustado. De este modo comprobarás que el paladar es educable y que cada vez te atraen más.
– Deja un tiempo hasta probar de nuevo aquellas verduras que no te hayan gustado nada. No fuerces a probar muy de seguido algo que no te haya gustado para evitar traumas o asco.