Restaurantes saludables en Valencia: sí, existen

¿Existen restaurantes saludables en Valencia? Es la pregunta que nos hacen muchos de los pacientes que pasan por nuestra consulta. El motivo es que a veces tienen que viajar por trabajo, comer fuera de casa o simplemente han tenido un descuido y han olvidado el táper en casa o se les ha alargado la jornada laboral y necesitan comer fuera.

Todos ellos siempre nos dicen que es muy complicado intentar comer bien en un restaurante, ya que tratan de escoger opciones tipo ensalada, o platos al horno, a la plancha, arroces, pastas… pero al final acaban llevando salsas, guarniciones fritas o directamente en algunos lugares no hay nada ligero.

Por ello hemos estado indagando en internet para buscar alguna opción y hemos descubierto un local: Salad Planet.

 

Se trata de un lugar en el que prima la materia prima fresca y de cercanía, por lo que la calidad nutricional del producto será máxima. ¡Recordad que en consulta siempre recomendamos este tipo de consumo! También se basan en el estilo de alimentación “real food”, es decir, huyen de alimentos ultraprocesados.

Otra parte buena es que el comensal puede montar sus platos con todos los ingredientes de los que disponen, por lo que se pueden realizar combinaciones sin gluten, vegetarianas y/o veganas sin ningún problema.

Cotilleando un poco su carta vemos que tienen numerosas opciones de ensalada, tanto con proteínas (atún, huevo, queso…) como ricas en carbohidratos (quinoa, arroz, etc.) por lo que se pueden elegir opciones muy interesantes.

También hay cremas, por si se desea comenzar con un primer plato saciante y poco calórico. Esto es algo que siempre recomendamos cuando se tiene mucha hambre y se necesita comer fuera. El motivo es que acabaremos un poco con ese hambre voraz con un plato hipocalórico y cuando nos sirvan el plato principal, que suele ser más alto en calorías, ya se está más saciado. Esta es una opción que nos ha encantado, pues muy pocos lugares ofrecen cremas en sus menús.

 

También hay opciones ligeras de platos que no parecen de dieta.

 

Por ejemplo, hay numerosos wraps o enrollados. Son platos idóneos para dar un capricho sin excederse nada, ya que son los mismos ingredientes de las ensaladas, pero envueltos en una fina masa (tipo kebab).

Está genial que ofrecen salsas para aquellos comensales que deciden pecar, pero no van incorporadas en el plato. Es decir, se piden si se desea, por lo que dan la opción de tomarlo sin salsa o con ella.

¿Cuántas veces habéis pedido en un restaurante una ensalada buscando un plato ligero y os lo han servido con salsa César por encima? ¡Nos encanta que aquí sea opcional y consideramos que todos los restaurantes deberían tomar nota!

 

Por último también hay postres en versión fit, aunque como sabéis, siempre será mejor escoger una pieza de fruta o un yogur. No obstante, si se desea pecar, es preferible una de estas opciones antes que la típica tarta de queso o brownie de chocolate con el que nos tientan en la mayoría de locales.

 

Conclusión: restaurantes saludables en Valencia: sí, existen. Se puede seguir nuestra metodología en consulta comiendo a veces fuera de casa o sin llevar el táper encima.

 

Pd. ¿Queréis ver que pintaza tiene? Echad un vistazo a su Instagram.

 

Nosotros iremos en breve a probarlo y seguro que se convierte en una opción habitual para días en los que nos toque improvisar algo saludable en Valencia capital.

Comer bien sin cocinar: alimentos procesados saludables

Todos tenemos días en los que nos surgen imprevistos que nos impiden seguir con el plan establecido a la hora de alimentarnos.

Algunos ejemplos serían:

  • El trabajo se ha alargado y no me da tiempo a volver a casa a comer.
  • Se me ha olvidado el táper en casa.
  • Estoy de viaje de trabajo y no quiero comer en restaurantes.
  • Estoy de reforma en casa y no tengo cocina.
  • Etcétera.

Por suerte, existen muchísimas opciones procesadas de buena calidad nutricional en los supermercados.

 

 

En el caso de esta infografía se han seleccionado alimentos de Mercadona, pero es posible encontrar alimentos muy similares en cualquier otro supermercado.

En cualquier población de nuestro alrededor (La Eliana, La Pobla de Vallbona, Bétera, Benaguacil, Benisanó, Paterna, Ribarroja, San Antonio de Benagéber, Náquera, Serra…) tenemos un supermercado MercadonaConsum, Economy Cash, CarrefourDía, etc. por lo que el acceso a este tipo de productos es muy sencillo.

Hemos escogido opciones ricas en hidratos de carbono (pan wasa, crema de lentejas y arroz, arroz cocido), en proteínas (jamón serrano, pollo asado, atún enlatado, salmón ahumado, queso fresco, berberechos) y verduras (crema de verduras, gazpacho, ensalada, pimiento asado).

Todas esas opciones son magníficas, pero no únicas. También existen patatas cocidas para microondas, merluza enlatada, champiñones asados, etc. por lo que se podría conseguir una variedad incluso mayor.

Recomendamos combinar siempre algo de verdura con uno de los alimentos ricos en hidratos de carbono o con algo de proteína, ¡o incluso las 3 cosas! Pero es importante introducir una ración de verdura tanto en comida como en cena.

 

Nosotros hemos diseñado algunas combinaciones interesantes, aunque se pueden formar muchísimas más. Puedes verlas en nuestro perfil de Instagram.

Y tú, ¿has recurrido a alguna de estas opciones? ¿Cuál es tu favorita?

 

¿Cómo tener una dieta para toda la vida sin aburrirme? Alimentos equivalentes

Como siempre decimos, la educación nutricional es un pilar fundamental para aquellos pacientes que deseen alcanzar sus objetivos, ya sea perder pesoaumentar masa muscularllevar correctamente un embarazomejorar ante patologías, etc.

Dentro de esta educación nutricional, en nuestra clínica de nutrición en La Eliana siempre planteamos al paciente una dieta personalizada que le permitirá alcanzar sus objetivos y cuyo estilo de alimentación es recomendable que sea perpetuado en el tiempo para tener un resultado indefinido.

Pero… una persona no puede seguir un mismo menú toda su vida, por lo que siempre enseñamos que si se respeta la estructura del plan dietético en cuanto a los grupos de alimentos y las cantidades de cada uno de estos grupos, el paciente tiene libertad para diseñar combinaciones infinitas. Esto le permitirá llevar un estilo de vida saludable sin tener que seguir una dieta cerrada nunca más en su vida, lo que prolongará el resultado para siempre.

Es decir los alimentos se clasifican en grupos y los alimentos de un mismo grupo presentan una valoración nutricional  (calorías y nutrientes) muy similar, por lo que se podrá cambiar un alimento de un grupo por cualquier otro en su misma cantidad sin apenas modificar las características del plan.

Algunos ejemplos serían:

  • Sustituir un pan por cualquier otro en su misma cantidad, ya sea barra o molde, como blanco o integral, como de harina de trigo, centeno, espelta, etc.
  • Cambiar un fruto seco por otro, por ejemplo en vez de 20g de almendras, ingerir 20g de avellanas.
  • La fruta se puede intercambiar por cualquier otra pieza de fruta en su misma cantidad. Al final, se trata de ingerir al día 2-3 raciones de fruta.
  • Sustituir una verdura por otra verdura. Por ejemplo, si al acabar el verano en vez de ensalada apetece más una berenjena al horno, sería perfectamente válido.
  • Se permite el intercambio de cereal por cereal. Si un día no queda arroz en la despensa, se podría tomar quinoa en su misma cantidad.
  • También está permitido el cambio de legumbre por legumbre en su misma cantidad.
  • Pescado blanco se puede cambiar por otro pescado blanco en su misma cantidad. Ídem con pescados azules. ¡Pero ojo! No cambies en su misma cantidad un pescado blanco por uno azul o viceversa, ya que los pescados azules son algo más grasos y calóricos. Para un cambio así, siempre consultar al dietista-nutricionista para que integre el alimento deseado en el plan dietético.
  • Algo similar sucede en las carnes. Se puede sustituir una carne blanca por otra carne blanca en su misma cantidad, al igual que una carne roja por cualquier otra en su misma cantidad, pero no una blanca por roja o viceversa. La cantidad en este último caso será diferente.
  • Con los lácteos pasa algo parecido. Se puede cambiar un lácteo desnatado por otro desnatado, o uno natural/entero por otro de su misma categoría, pero no uno por otro. No es lo mismo 1 yogur desnatado que uno griego.

Por tanto… se pueden realizar millones de combinaciones posibles en base al plan dietético diseñado en un principio y adaptándose de este modo a los gustos del paciente, así como a la temporada. Por ejemplo, en vez de cenar 250g de merluza y 150g de espinacas, se podría cenar 250g de bacalao y 150 de calabacín.

¡Y recuerda! Siempre recomendamos el consumo de alimentos de temporada. Su calidad nutricional y organoléptica será infinitamente mejor.

¿Qué te parece eso de nunca jamás volver a seguir una dieta a rajatabla?

 

¿Es posible mejorar manteniendo el peso?

Como siempre decimos en consulta, existen muchísimas formas de ver la evolución de un paciente más allá de lo que diga una máquina con un numerito. Es decir, el peso no es el único indicador de progreso cuando alguien comienza a cuidarse.

Algunas formas de ver esa evolución son:

  • Menor dolor articular.
  • Ropa más holgada.
  • Menor fatiga.
  • Disminución de la sudoración.
  • Percepción visual de un menor volumen.
  • Tu entorno lo nota.
  • Mayor resistencia física.
  • Etc.

¿Es posible notar algunas de las cuestiones previamente citadas y ver que el peso se mantiene (incluso aumenta)?

Sí. Es perfectamente posible.

Evidentemente si el paciente no está cumpliendo el plan dietético, o lo cumple pero excediéndose de las cantidades, o lo cumple pero realiza demasiadas ingestas libres… lo más normal es que tanto exceso enmascare el trabajo bien realizado y estemos ante un mantenimiento del peso. En este caso el peso no se moverá porque no hay una mejoría, al no estar el paciente haciendo los deberes.

Sin embargo, como hemos comentado previamente, sí que es posible mejorar aunque el peso se mantenga estabilizado y no haya grandes alteraciones en él. ¿Cuáles son los motivos?

  1. El paciente necesita hacer de vientre: en este caso el paciente lleva un peso adicional en su interior. En el momento que la naturaleza llame a su puerta, ese peso extra se eliminará de un plumazo, por lo que se verá ese descenso del peso tan anhelado.
  2. Ciclo menstrual: evidentemente es una causa exclusiva para mujeres. En los días del periodo es perfectamente normal una sensación de hinchazón generalizada. Esto lleva consigo un aumento del peso, pero igual que ese peso llega solo, también se va solo. Unos días después del periodo se podrá ver el peso real de la paciente.
  3. Inicio de un nuevo fármaco: existen tratamientos farmacológicos, como por ejemplo las corticoides, que hacen que el paciente aumente de peso sin motivo alguno y que aparezca una sensación de hinchazón bastante molesta. Al igual que con las dos anteriores opciones, este peso y sensación desaparece solo, en este caso, una vez finalizado el tratamiento.
  4. Inicio de la realización de actividad física/mayor intensidad de los entrenamientos: cuando una persona comienza a realizar ejercicio o este es de mayor intensidad, es perfectamente normal que la masa muscular de esa persona se vea incrementada y esto tiene un peso. Si ese paciente está perdiendo grasa y aumentando masa muscular, puede que su peso se vea mantenido e incluso que aumente, pero se está evolucionando de forma importante. En estos casos es muy importante atender al volumen o a cómo sienta la ropa.

 

Como se puede observar, es posible mejorar de forma considerable independientemente de lo que diga la báscula. Por tanto, no te obsesiones por un número y continua haciendo bien las cosas. El peso es solamente una forma forma más de valorar la evolución, pero no es una verdad absoluta.

Y a ti… ¿Te ha pasado alguno de estos 4 puntos?

Ansiedad y alimentación: cómo controlar un atracón con educación nutricional

Son muchas causas las que pueden ocasionar situaciones de ansiedad en las personas (trabajo, relaciones personales, estrés, falta de tiempo, etc.). Por si fueran pocos, se ha añadido en este último año un nuevo foco de ansiedad: la pandemia del Covid-19.

Esta situación de pandemia ha derivado en confinamientos, menor realización de actividad física (ya sea por estar encerrados en casa como por el cierre de las instalaciones deportivas), miedo por la situación laboral… y por tanto en ansiedad.

Una de las múltiples vías de escape que se suele escoger con cierta frecuencia es la comida. Atracones, comer alimentos ultraprocesados o perder el control de una ingesta son algunos de los problemas ante los que nos encontramos al “pagar” esa ansiedad.

Para evitar sucumbir a estos ataques de ansiedad es básica una buena educación nutricional. Para ello tenemos una serie de consejos:

– No tener tentaciones en casa: si nuestro cerebro es consciente de que hay un alimento muy apetecible lo va a querer. Sin embargo, si te apetece este alimento pero eres consciente de que no está en tu hogar, es muy probable que este deseo desaparezca de tu mente. Si vas a hacer una ingesta libre trata de comprar la cantidad justa: las sobras pueden ser muy traicioneras.

– Diferenciar entre hambre real o hambre emocional: cuando tu estómago emite sonidos, te apetece comer cualquier alimento (sea el que sea) y eres capaz de parar de comer al sentirte saciado, estamos ante hambre de verdad.

 

Sin embargo,  si no tienes ninguna sensación a nivel gástrico, tienes apetencia por un alimento concreto (generalmente poco saludable) y no eres capaz de poner fin a dicha ingesta… estás ante hambre emocional. Es decir. Está en tu mente.

 

– Si ese hambre está en la mente, hay que tratar de sacar esa idea de la cabeza y mantener a la mente distraída con cualquier otra actividad. Algunas de estas actividades son la meditación, la música o televisión, un cambio de aires y, porqué no, lavarse los dientes (tu cerebro suele asociar cepillado = fin de ingesta).

– En el caso de que ese ataque de ansiedad haya sido poderoso y nos haya hecho sucumbir, se deberá optar siempre por alimentos que sean bajos en kcal, ya que si estamos ante un posible atracón (gran cantidad), si encima es de opciones hipercalóricas, el problema será doble. 

 

Algunas opciones bajas en calorías serán los frutos rojos, las latas de berberechos, los palitos de cangrejo (surimi), las banderillas de encurtidos, las tortitas de arroz y/o maíz y los yogures de proteínas (al ser tan cremosos y ricos en proteína son muy saciantes).

Hay alimentos saludables pero con mucha caloría, por lo que deberemos evitarlas en momentos de ansiedad (frutos secos, aceitunas, chocolate negro, hummus, semillas o aguacate).

 

Y si aun así algún día cometes un exceso tranquilo. No te culpes. Simplemente sigue alimentándote correctamente en tu día a día y mantente físicamente activo. Y tú, ¿tienes algún otro truco para acabar con la ansiedad de forma saludable?

 

«Yo no tomo fritos»: ¿equivale a comer bien?

 ¿Piensas que el sobrepeso es la consecuencia de una sola variable?

 

Tras cientos de pacientes tratados en la consulta hemos descubierto una frase que suele ser una constante cuando el paciente viene a su visita informativa gratuita“Yo no como mal, en casa no tomamos fritos” o directamente “Yo no tomo fritos, no sé por qué engordo”.

Da igual que el paciente venga de Valencia capital, que de Torre en Conill, de Llíria, de la Eliana, de Ribarroja o de la Pobla de Vallbona. Incluso los pacientes online de Madrid, Barcelona, Canarias, Londres, Bélgica o Singapur… Todos dicen lo mismo: “Yo no tomo fritos”.

Es decir, muchísima gente realiza una asociación entre tomar alimentos fritos y padecer sobrepeso. A priori no van mal encaminados, ya que la fritura es una técnica culinaria poco saludable. ¡Pero no depende solamente de eso!

Tomar de forma esporádica algo frito no va a repercutir negativamente sobre el estado físico y nutricional del paciente. Sí que lo hará si es una práctica muy habitual.

Existen algunos puntos a tener en cuenta para mejorar la salud con la alimentación:

De todos modos, obtener un correcto estado de salud y físico no depende únicamente de la técnica culinaria (que evidentemente influye), sino que también hay que tener en cuenta diversos factores:

  1. Ver las características del paciente: cada persona es un mundo y es totalmente imprescindible diseñar el menú perfecto para cada individuo. Ejemplo: lo que le va bien a María podría no funcionarle a Ana.
  2. Diseñar un menú correcto tanto en calorías, como en nutrientes. Además no solo se deben valorar cifras, sino que también se deberán escoger alimentos de calidad y unas buenas técnicas culinarias.
  3. Buscar un estado de salud correcto, que ayude a prevenir la aparición de patologías y a combatir las ya existentes. Con ello se pretende conseguir una mejora en la calidad de vida de los pacientes.

Por tanto queda claro que comer bien no depende únicamente de comer frito o a la plancha o al horno, sino que hay otras muchas variables que es totalmente necesario tener en cuenta para conseguir el resultado deseado.

¿Por qué la fritura «engorda» mucho?

Pero ya que hablamos de frituras… ¿Sabes cuál es el motivo por el que aporta más calorías que la plancha por ejemplo? Pues es muy sencillo:

  • Cuando se cocina un alimento, el calor aplicado rompe los enlaces químicos que presenta la estructura del alimento.
  • Por esos enlaces rotos se pierde agua, es decir, el alimento se deshidrata.
  • Como la fritura consiste en bañar el alimento en aceite, dicho aceite entra en el alimento ocupando el lugar que ha dejado libre el agua.
  • En resumen, con la fritura se pierde agua y se gana aceite. Es por ello que aumente considerablemente el valor energético del alimento.

Entonces, ¿qué técnicas culinarias se recomiendan?

 

  • Con una mayor frecuencia se deberá optar por la plancha, el horno, el papillote, asado, hervido…
  • De forma ocasional y esporádica se elegirá la fritura y el rebozado.

Y tu… ¿También te pensabas que bastaba con evitar los fritos?